Los prejuicios pueden volverse peligrosos si están ampliamente difundidos. Por ejemplo, a través de medios como periódicos, televisión y radio o a través de las redes sociales. Si las cosas negativas se repiten una y otra vez sobre un determinado grupo, entonces hay que tener cuidado. Especialmente si no existe demasiada difusión de la opinión contraria. De este modo, más y más personas pueden comenzar a creer en ello.
Los prejuicios negativos que se desarrollan a gran escala en una sociedad pueden causar tensiones entre los grupos. O que grupos de personas se vean privados de algo o sean tratados de manera desigual, por ejemplo, a causa de su origen, color de piel o religión. A eso le llamamos discriminación.