"¿Qué aprendemos de la historia?" Esa es la pregunta clave que mantuvo ocupado a Otto Frank después de la guerra. Y a la cual la Casa de Ana Frank ha enfocando su museo y su misión educativa. Palabras de Ronald Leopold, director general de la Casa de Ana Frank.
La Casa de Ana Frank desea proporcionar una visión
La Casa de Ana Frank, acorde a su misión, intenta mostrar lo que ocurrió durante la Segunda Guerra Mundial y el Holocausto, como así también, proporcionar una idea de cómo pudo suceder y lo que significa esto para el presente.
Otto Frank reconoció la importancia de esta visión y habló sobre el aprendizaje de “Las lecciones de la Historia' en lugar de aprender “Lecciones de Historia”. Recordar, reflexionar y responder a esa historia son los tres pasos a través de los cuales el trabajo de la Casa de Ana Frank todavía se encuentra enfocado.
Una casa anclada en el pasado y enfocada hacia el futuro
Incluso antes de la creación de la Casa de Ana Frank en 1957 Otto Frank quiere que la casa donde se escondíó con su familia se conservara y abriera sus puertas al público. O sea, como una advertencia sobre el pasado, pero orientada hacia el futuro.
En 1976, Otto Frank escribe una carta al entonces director de la Casa de Ana Frank. Pues quiere que los visitantes de la Casa de Ana Frank no solo reflexionen sobre el sufrimiento del Holocausto, sino que también se inspiren para actuar activamente contra los prejuicios y la discriminación en su propio entorno. Este compromiso se manifiesta en la misión de la Casa de Ana Frank.
‘Lo que sucedió no puede ser compensado. Pero tenemos que aprender del pasado.’
Invitación a la reflexión
La Casa de Ana Frank y su diario no son exclusivamente para recordar a Ana Frank y la historia de su época, sino que invitan además a la reflexión, toma de conciencia y significación del presente.
Una de las lecciones más importantes de la historia de la Segunda Guerra Mundial y el Holocausto es quizá la percepción de que todo ha sido obra de personas: la exclusión, la persecución y la deportación y, finalmente, el asesinato de seis millones de judíos. El vacío de la casa es una forma de representarlo.
Recorriendo la casa, los visitantes pueden apreciar el reflejo de aquello que ya no está y que, deliberadamente, fue destruído por la guerra. Asimismo, experimentan que aquellas eran "personas al igual que ellos mismos": la víctima, el agresor, quien ayudaba o el espectador. La Casa de Ana Frank deja en claro, dentro del contexto histórico, a aquello que pueden llevar todavía en la actualidad el antisemitismo, el racismo y la discriminación, en sus formas extremas.
Explicación del contexto histórico
El desafío de la Casa de Ana Frank está en su apertura hacia el público sin afectar la esencia misma de la casa. A raíz de que muchos turistas provienen de países fuera de Europa y gran parte de los visitantes son menores de 25 años, es importante para el museo profundizar en el contexto histórico y los antecedentes de la historia de la vida de Ana Frank. La Casa de Ana Frank quiere lograr este objetivo sin que se vea afectada la experiencia y el significado del vacío de la casa.
Concientizar sobre patrones
La Casa de Ana Frank enfatiza en sus actividades educativas el vínculo entre pasado y presente, entre el comportamiento y sus consecuencias. Acoso escolar no es, por supuesto, lo mismo que discriminación y discriminación es algo distinto a persecusión. Sin embargo, estos tres conceptos tienen patrones similares en nuestra manera de pensar y actuar activamente, que llevan a los seres humanos o grupos de personas a discriminar o excluir.
Estos patrones son parte de lo que nos hace humanos, a veces incluso los necesitamos para crear orden en el caos de la realidad que nos rodea. Únicamente bajo ciertas circunstancias, estos patrones pueden generar terribles consecuencias. Les pedimos a los jóvenes que reflexionen al respecto y que lo consideren en su propio entorno para que tomen una enérgica posición contra el antisemitismo, el racismo y la discriminación.
Los jóvenes aprenden de los mismos jóvenes
Nos interesa estimular a gente joven a asumir la responsabilidad por el entorno en el cual viven. En este marco nos preguntamos: ¿quiénes los inspiran, influyen y quiénes llegan en realidad a a ellos? Nuestra experiencia es que principalmente son otros jóvenes los que pueden hacerlo.
A través de educación entre iguales les damos la oportunidad de desempeñar un papel activo en la ejecución de nuestras actividades educativas. Entre otras, visitas guiadas a las exposiciones de Ana Frank y participaciones en seminarios y conferencias juveniles. No brindamos respuestas ya preparadas de antemano, pero sí un marco de referencia.
Empatía en lugar de identificación
Este papel destacado para los jóvenes no es nuevo. Otto Frank ya lo mencionó e instó a los jóvenes a cuestionarse a sí mismos, y el inicio de este proceso fue y seguirá formándose mundialmente a través de la identificación genuina con Ana Frank.
Aunque la vida de una joven de 15 años ahora y aquella que tenía Ana Frank en 1944 difieren considerablemente la una de otra, ambas comparten el sueño de la igualdad de derechos para todos, de una sociedad abierta y libre, y de ser una misma. Es en esos ideales que Ana Frank, Martin Luther King, una niña adolescente de una favela de Río de Janeiro y un adolescente del oeste de Ámsterdam se parecen mutuamente.
Otros tiempos, la misma mission
Actualmente, la Casa de Ana Frank tiene un alcance más lejano entre jóvenes que aquel que alguna vez pensó Otto Frank. Muchas más personas que las que pudo haberse imaginado llegan al museo. Asimismo, alcanzamos con nuestras actividades internacionales y en línea a millones de personas cada año. Aunque a pesar de esta enorme expansión, nuestra misión central se mantiene intacta.
Por un lado, gestionar y exponer el lugar donde Ana Frank se escondió durante la Segunda Guerra Mundial y en el cual escribió su diario y, por otra parte, desarrollar programas educativos y materiales que inspiren y vinculen con las experiencias de los jóvenes en todo el mundo.