Jeffrey Shandler
¿Cómo pudo un diario ―dejado atrás en forma de cuadernos de apuntes y hojas sueltas y de cuya existencia estuvieron al tanto durante cinco años solo un puñado de personas― convertirse en uno de los libros más leídos del mundo? Y ¿cómo pudo llegar a ser su autora una celebridad internacional, pese a su fallecimiento dos años antes de la primera edición del libro? El diario de Ana Frank es extraordinario, igual que la historia sobre su publicación y el compromiso de millones de lectores alrededor del mundo.
Ana escribe su diario
Ana comenzó a escribir su diario en junio de 1942, dos días después de cumplir los trece años y tan solo unas semanas antes de que su familia se escondiera en la «casa de atrás» de Prinsengracht 263, el inmueble donde estaba radicada la empresa de su padre, Otto Frank. La familia esperaba escapar así de la persecución de los judíos en la Ámsterdam ocupada por los nazis.
Los dos años enteros en que estuvo escondida con sus padres, su hermana y otras cuatro personas, Ana continuó escribiendo su diario. Tras un llamamiento hecho por el gobierno en el exilio a la población holandesa de conservar diarios, apuntes y documentos que sirvieran para documentar la ocupación nazi, en la primavera de 1944 Ana decidió reescribir su diario.
Utilizó sus apuntes del diario original como base para escribir una novela, que soñaba con publicar. Cuando el 4 de agosto de 1944 fue detenida por el Sicherheitsdienst junto con los otros escondidos de la Casa de atrás, su libro todavía estaba inconcluso.